A menudo, cuando atravesamos una etapa de nuestra vida en la que nos sentimos impotentes, ausentes de valor, sin soluciones aplicables, sentimos que HEMOS PERDIDO EL PODER. No encontramos salida alguna a corto plazo y recurrimos a desplazar ese poder hacia alguna sustancia o dependencia externa.
Hay adicciones físicas, emocionales y mentales.
Todas se caracterizan por su repetición y porque dañan al individuo en cualquiera de sus facetas.
Las drogas, el alcohol, el tabaco, las relaciones dañinas, el juego.
En los protocolos y consulta personal, podemos ir al centro, a la raíz, con algunas "preguntas de control":
- ¿Algo que la persona "está viendo fuera" no le está gustando nada y siente que no puede hacer nada al respecto?.
- ¿Cómo siente que ha perdido el poder?
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